viernes, 21 de marzo de 2008

Ayer he cumplido cuarenta años. Me ha sorprendido el impacto que este acontecimiento ha tenido en las demás personas. En toda mi vida mi cumpleaños ha sido un evento olvidable, nada importante para recordar, tanto es así que no sé recibir regalos. Cuando alguien viene con un paquetito para mi, me descoloca, me pongo colorada y soy capaz de dejarlo sobre la mesa toda la noche sin abrir, por atender a mi visita, ayer me di cuenta de que las visitas miraban los regalos que no había abierto y los abri! y agradeci y besé y abracé a mi gente.

Especialmente abracé a mi suegra, vieja jodida y buena, que me ha regalado "unos pesitos" para que me compre lo que yo quiera, justificación gloriosa ante su pérdida de capacidad de salir de compras. Ella se está despidiendo, lo sé. Pienso en mis Malashijas, pienso en mi Malhijo, pienso en mi Malmarido, en el trago amargo que se aproxima y que yo ni siendo la Mujer Maravilla puedo evitar. Anoche he sentido a la parca presenciando el feliz cumpleaños, acechando, esperando...