jueves, 14 de agosto de 2008

Una penitencia después de veinte años.

Hoy, después de un poco más de 20 años, he vuelto a entrar en la que fue mi escuela secundaria. Fui a ver la participacion de la Malahija tercera en una feria de Ciencias.
Encontré un nuevo bloque de baños, los enormes canteros de piedra siguen allí, ahora las ventanas de las aulas tienen rejas (mientras las miraba recordaba mis proezas como escapista), esos troncos secos enormes todavía estan al sol como cuando yo era una adolescente. Lo que más me sorprendió fué encontrar un árbol enorme, un gomero en su esplendor, con un tronco tan grueso que yo no lo podría abrazar y reconocer en él al gajo robado a las apuradas del árbol de mi Malamami. Cuando estaba en tercer año y no recuerdo exactamente por cual falta de disciplina (siempre he sido Mala, vale la aclaración) la Vicedirectora, que fue mi verduga, me impuso el castigo de carpir, preparar y sembrar un cantero que estaba abandonado frente al mástil de la escuela. Obviamente que fue mi excusa perfecta para estar horas y horas fuera de clases, sin delantal y con pantalones (época militar en que las niñas debiamos llevar el delantal hasta donde finalizaban las medias y jamás! pantalones a menos que existiera la posibilidad de mostrar la bombacha) poco a poco ablandé esa tierra pisoteada, planté el gajo robado, sembré "botones de oro" semillas arrancadas del cantero de la Avenida Entre Rios y mas de 20 años después voilá! ahi está todavía mi árbol!!
Me dió algo de emoción verlo, no lo voy a negar, pero el sabor al salir de esa escuela donada por Manuel Belgrano siguió siendo amargo como cuando estaba presa ahi adentro.
Instintivamente esta mañana peiné a la Malahija, que muerta de risa protestó mientras yo medio en broma y recordando le dije: "Peinate, que si vas desprolija ahi te atan el pelo con alambre" a ella le resultó muy gracioso pero yo sé que en otro momento eso fue realidad (mi pelo ya no lo recuerda, por suerte).
En el salón de actos, donde se desarrollaba la feria de la Ciencia, reconocí los muebles de la Biblioteca ahora llenos de trofeos deportivos, por las dudas y para no llevarme una decepción más no quise llegarme hasta la biblioteca no vaya a ser que ya no exista...
Mientras bajaba corriendo las escaleras de la salida (esa es una costumbre que mis piernas evidentemente no han olvidado) pensaba en quienes construyeron semejante edificio para una escuela, en lo importante que era para ellos que los niños y jóvenes tuvieran educación, en el esmero que pusieron y pensaba en mi que, siendo hija de la escuela pública terminé madre de la educación privada. He sucumbido a la trampa que esta cruel Argentina nos ha puesto, la educación subvencionada.
Hoy a sido un dia lleno de recuerdos.

jueves, 7 de agosto de 2008

Anoche estuve hasta muy tarde.

Anoche estuve hasta muy tarde escuchando las bombas de estruendo de los festejos del Dia de la Independencia de Bolivia. Imaginaba esas fiestas en simultáneo para la Virgencita de Copacabana y para la Patria. Mi memoria olfativa recorría los aromas de las comidas típicas que seguramente en esas fiestas se estaba sirviendo. La Mamita de Copacabana está entronizada en la iglesia de la vuelta así que Agosto es un ir y venir de Misachicos de todos los puntos de la ciudad que llegan con sus orquestas, su misturita, sus escuadras de caporales o tinkus, a realizarle la misa correspondiente. Anoche estuve hasta muy tarde pensando en lo sucedido en Oruro, en los enfrentamientos de los mineros con la policia... esos mineros con una perspectiva de vida de 38 años, que mueren botados en los hospitales con el "mal de la mina" que no es más que cáncer a los pulmones.
Anoche estuve hasta muy tarde.

viernes, 1 de agosto de 2008

Pachamama ligth

Hoy es 1° de Agosto y el ritual andino prehispánico de culto a la Pachamama se corporiza en una densa nube de humo que cubre la ciudad desde la madrugada. Yo, hija de gringa cordobesa e incrédula, he recibido este conocimiento de mi abuela paterna, fronteriza quechua parlante que en su lengua madre realizaba muy de madrugada este tributo que hoy, agiornado, realizo.

Debería de haber barrido toda la casa desde el fondo hacia la puerta, debería de haber buscado ropa vieja para quemar pero en su lugar compré unos carboncitos y le encargué a mi brujita de luz que me haga un preparado para sahumar casa, gente y negocio.

Desde el fondo de la casa vine con mi ollita de barro con el carbón prendido y mi preparación personalizada inundando de humo cada rincón, es fundamental que se haga desde el fondo a la calle, cerrando las puertas detras de uno cosa que la peste y el maligno no vuelvan a entrar.

Debo reconocer que unos agregados le hice a la preparación para sahumar: un poquito de azúcar para que nuestra vida sea más felíz y un poquito de yerba para que nunca nos vuelva a faltar el alimento en nuestra mesa.

En este momento mi ollita sigue sahumando la galería, ahi quedará hasta que se apague el carbón. Cuando esto suceda estaré lista para mi tributo. Bajo la maceta de las aromáticas (para que la perra no cave) haré un pocito en la tierra, abriré a la Pacha que en su seno recibirá las cenizas del sahumado, en las cuatro direcciones para abrir los caminos a mi casa esparciré azúcar para la alegría, yerbita para la comida, unas hojas de coca, un cirgarrito (yo tambien estaré fumando, mi abuelita era asmática y lo hacía igual!) todo esto debidamente regado con un Cingani que compré para ella, un trago tambien le voy a dar mientras le digo: Pachita, Pachita, cuidame hasta el año que viene...

He perdido el bilingüismo en los prejuicios lingüisticos, suerte que al culto a la Pachamama mi abuela lo consideró tan imprescindible en mi vida como el amparo de esta tierra y no lo he perdido. El pensar que mi tierra me cuida, tanto como el Señor del cielo me da un poco más de tranquilidad ante tanto abandono.